"Ninguna fuerza doma, ningún tiempo consume, ningún mérito iguala, el nombre de la libertad."

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Despedidas

La Erasmus es una oportunidad única para cualquiera que la emprenda, llena de buenas experiencias... pero también otras menos agradables.

A menudo la Erasmus comienza con lágrimas. Sales de casa camino del aeropuerto y has de despedirte de tu madre, de tu padre, hermano, amigos (recuerda los que dejaron todo para decirte “hasta pronto” en el aeropuerto: son los que más valen la pena), pareja...

Son momentos complicados, catárticos: la tristeza por separaros se amortigua por saber que es algo bueno para ti, para tu futuro, para tus experiencias vitales, para ver mundo... y ese conflicto interno libera los afectos, en demasiadas ocasiones, en forma de lágrimas.

Con la voz entrecortada, un “nos vemos pronto”, “pásalo bien”, “cuídate” o “te quiero” es lo último que recibes, junto con un abrazo, un beso, una mirada que dice “sé que te irá bien” y una sonrisa que dice “sé que lo harás bien”.

La Erasmus supone que ver a ciertas personas deje de ser algo cotidiano para ser un fenómeno excepcional y valioso. Quien quiera vivirla, debe saber que los comienzos no son fáciles. Empezando por ésto.

Cuando das a alguien, y ese alguien te da mucho, cuando dos personas están unidas, la separación puede doler como si te arrancaran un pedazo. Pero hay que recordar algo fundamental:

Nunca es un “adiós”. Es un “hasta luego”.

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